viernes, 29 de mayo de 2020

Gallina Amarilla, Gato Negro

  Sonido burbujeante. Ahogado en un millón de vasos de agua. Cada nuevo día convertido en una horrible pesadilla sin fin.
   En el siguiente ensayo, comenzaremos a estudiar en profundidad las causas que lo llevaron a tal decisión:
   Salía todos los días de su casa a la misma hora, caminaba por los mismos lugares y hablaba con la misma gente. Todos los días. La única variante en su rutina diaria era fijar la mirada sobre diferentes puntos a lo largo de su viaje. Esto lo conducía a un estado de serenidad total y de profundo análisis. En lo que dura el tramo de su casa a su casa, observaba veredas, cordones, baldosas sueltas, y puentes. Puentes invisibles para otros. Entre la gente. Uniendo todo.
   Este tipo de avistamientos suponían todo un desafío para nuestro querido sujeto. por una parte, sabía que no estaban ahí porque nadie mas podía verlos. Por oto lado...
   Es el momento de abrir un gran paréntesis y aclarar que el sujeto no presentó hasta el día de la fecha ninguna clase de afiliación religiosa de ningún tipo ni interés alguno en presentarlo, esto no es un dato menor y debe ser tenido en cuenta a la hora de investigar casos similares de existir alguno en el futuro. Además, entre sus pertenencias han sido descubiertos varios objetos de uso desconocido, entre ellos una especie de cruz pero de 13 puntas en vez de 4. Recuerdo haber querido robar tan extraño objeto en mas de una ocasión pero haber desistido por distintas razones que no vale la pena aclarar. La realidad cuenta que sentía una extraña atracción por dicho objeto.
   Nuestro querido sujeto ha sido encontrado en ocasiones en un estado de trance profundo o sonambulismo intentando atravesar paredes con los dedos de los pies mientras sostenía dicha cruz con ambas manos apretándola contra su pecho. Tal extraño ritual se convertía en todo un acontecimiento para todos los trabajadores. Si no ocurriera a esas horas de la madrugada, sería un gran éxito en cualquier teatro o cine de la región.
   Volviendo a los quehaceres de nuestro amigo, encontrándose aún con vida, lo vemos envuelto en otra de sus increíbles peleas contra el enemigo opresor que sospechamos sea antinatural en su origen. Dicha actividad parecía distraerlo durante varios minutos del letargo constante de la cotidianeidad. Se encontraba en el fondo muy contento por ponerlo en términos simples.
 
   

sábado, 24 de marzo de 2012

Espacio Muerto Para Ventanas

Sequé mis esqueletos plateados ante la ventana. Sabía que su futuro era el hibernadero heredado por mi familia. Sabía también que dicho invernadero sostenía sobre sí una horrible historia. 
 Corría el año 1798. El continente apenas cobraba vida. En esa época, ejércitos enteros de cajones deformes de chapa oxidada eran transportados hacia la gran guerra. Afortunadamente, yo nací lejos de semejante barbarie. O de semejante civilización. Me tocó nacer en un mundo en el que nadie respeta a las viejas costumbres del ser humano. Las que rezan el viejo dicho de nacer, crecer, desarrollarse, reproducirse y morir. Ya nadie muere por la propia puta naturaleza de morir. "Desarrollarse". Holgado vocablo para el hecho de cumplir años. 
 La edad, clase distintiva por sobre todas las cosas. Con ellas se otorga más experiencia, más sabiduría, más supremacía, la cual es aceptada obviamente por las generaciones más nuevas de oídos dispuestos y pensar disperso.
 Las viejas generaciones, tenemos programadas en nuestra bitácora de vida pre-creada una excelencia por minusvalía. Nos brindan varios derechos sobrehumanos de los cuales carecen los nacidos y criados en un ámbito de violencia casera y domesticados cual ovejas. Estoy refiriendo en este instante al sentimiento primal del punk o contracultura popular. Adhiero al metal nacional o a cualquier tipo de expresión alternativa en todas sus formas. Me convierto automáticamente en el vaso de cualquier revolución etílica habida y por haber. Dejo en el pie plástico de mi monitor el hacer voz de mi pequeña rebelión gastada ya por el paso de los siglos. Deseo en este instante que alguien revise mi cerebro. 
 Los discos rayados de mi sistema nervioso, sólo suman al restar de la pópuli general. Mis pequeños delirios se convierten en pensamientos que varios podrán compartir o no. La cuestión es que ese tipo de interrogantes es el que me vuelve realmente fuerte, sobrehumano. Antihumano. 
 Para finalizar, y sabiendo que ésta entrada nada tiene que ver con mis anteriores escritos, me gustaría resaltar el hecho de que veo al movimiento completamente atado de pies y manos cual prisionero de tribu caníbal. Mi nombre es Roger Waters y corro a cobrar.   
   

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Telas De Vidrio Sobre Pelapapas

 En el día de la fecha, ha llegado ante mí un curioso presente. Se trata de una carta cuyo remitente es completamente ilegible, no así su destinatario. Decido abrir la carta, aunque no muy convencido de querer hacerlo. De hecho, me siento tremendamente incómodo con el hecho de abrirla. No sé que factores me llevaron a querer hacerlo. Repasemos mi día, quizás de esa forma, encontremos una respuesta.
 Desperté, como todos los días, con un horrible dolor en el cuello. "Una vieja herida de guerra...", pensé. No recordaba sin embargo haber estado en combate alguno. Me levanté y caminé hacia el baño, donde pude observar que las hormigas habían encontrado la forma de llenar mi lavabo con ramitas. Esto me enfureció. Cegado por el odio, me encaminé a los saltitos hacia la cocina y tomé el cuchillo más grande que pude encontrar. Luego, llevé mi furia ciega nuevamente al baño para poder así acabar con mis enemigos. 
 No pude evitar fijarme en que las inocentes hormiguitas habían mutado durante mi corta ausencia y habían engendrado a 200 feroces guerreros. Todos estaban ahí, en mi diminuto baño de monoambiente, listos para aniquilarme. Me tomé mi tiempo y comencé con los cien primeros. A los diez minutos de dar comienzo a la suelta de destrucción y barbaridades encerradas en mi, me encontré con los cadáveres despedazados de cien horribles enemigos.
 Hice una pausa para desayunar y recobrar fuerzas. Por suerte los guerreros-hormiga no parecían dispuestos a salir del baño.
 Terminé mi desayuno y ya con mis fuerzas renovadas, corrí hasta el baño a concluir con mi sanguinaria tarea, después de todo, necesitaba usar el baño. Soy humano, carajo. 
 La segunda tanda de insecti-soldados, me llevó menos tiempo que la primera. "Le estoy agarrando la mano a esto..." Pensé.
Concluída la faena, sólo me quedaba acabar con las cinco ridículas hormigas que habían causado semejante alboroto. Un buen pisotón hubiera bastado en cualquier caso. No en éste. Varios días duró la lucha, que fué cruel y mucha. La sangre corría en ríos sobre el pasillo que comunica el baño con el resto de mi pequeño departamento. Las tumbas de hormigas se multiplicaban con el correr de los días. A pesar de ser sólo cinco, al concluir la batalla, pude contar mas de un millón de diminutos féretros. 
Esto hizo que, mágicamente, una nueva industria florezca en mi baño. Los fabricantes de ataúdes de hormigas parecían aparecer desde abajo de la tierra.
 Estoy cansado. Otro día lo terminamos.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Cables Naranjas Abrazados Al Arte

  Como de costumbre, en mi maldito laboratorio subterráneo, enterrado en algún lugar del subconsciente colectivo, enciendo mis más horribles teorías para nunca mostrarlas ante nadie. A veces creo que estoy malgastando los poderes heredados por parte de mi padre. Racionalmente hablando, estoy haciéndole un bien a la humanidad. ¿O no?.
  Abandonaré mi relato experimental para introducirme nuevamente en una nueva aventura ficticia plagada de héroes carentes de sueños.
  Hace aproximadamente tres semanas, comencé a notar un crecimiento anormal en una de las plantas Aloe Vera de mi jardín. Analicé el fenómeno durante varios días y decidí inclinarme por cortar el problema de raíz. Sinceramente, tenía miedo de que dichos brotes mutaran y me atacaran en la tranquilidad de mi sueño.
  Armado de valor, tomé la cinta de teflon que sobró de mis peripecias plomerísticas y até varias ramas de este extraño desarrollo para quemarlas luego junto con mis fotos antiguas.
  Tomé papel de diario y dispuse el atado sobre el. Armé todo muy prolijamente para intentar ser solemne ante la derrota de tan imaginario enemigo. 
  Con mi encendedor alumbré las hojas de papel y me dispuse a observar. Al cabo de unos segundos de pensamiento intrahospitalario y fuego a discreción, casi pude escuchar el lamento de las mutaciones. Parecían felicitarme o saludarme por un hecho sumamente extraordinario que ocurre sólo una vez por año. Feliz cumpleaños.  

domingo, 11 de septiembre de 2011

Círculos, Ronda Y Un Montón De Despejares

  Dentro de un bulbo de vidrio, obviamente sin escape, mi realidad es una sola. No hay salida, sólo un corto viaje hacia lo desconocido. Hacia donde ningún hombre ha ido jamás.
  Yendo al infinito y sabiendo que él muere más allá, creo que mi dilema está planteado. Es que no hay más aire que respirar en un mundo en el cual crecen las heces del agua. Agua completamente transparente a simple vista, pero turbia e iracunda ante la mirada experimentada.
  Un día, revolviendo mi antiquísimo cofre de recuerdos, sellado a fuego por quienes algún día me marcaron de por vida, resulté ser visionario de la nueva realidad, una llena de sinsabores completamente desprejuiciados que realmente no importan a nadie. Un verdadero ritual de placeres animales que matarían al más santo. Mi amor por las aposiciones es notable.
  Simplemente quiero recalcar que mi oposición hacia los placeres carnales de la movida no corresponden a mi impulso primal. Son sólo un mero recurso desesperado ante la marca infame de el sol que quema mis ojos.
  Entro voluntariamente en mi bulbo de luz y examino mi cofre para encontrarme con mis mas preciados recuerdos. Pensé en nunca encontrarlos.  (Continuará...)  
        
   

sábado, 30 de julio de 2011

Átate En Un Glaciar Bajo

  Realmente, luego de observar determinados patrones de conducta en los seres humanos, me veo obligado a tomar una decisión. El seguir o no con esta máscara de mentiras y trucos indeterminados pende de un hilo.       
  Creo que mejor resumo todo con una vieja historia que reza lo siguiente:
"El origen de todos mis problemas, puede encontrar sus bases en la estúpida relación de los genes didácticos de el ser humano. Simplemente estoy cansado de escuchar excusas con respecto a ciertos actos por parte de los mismos. Deberían existir ciertos miramientos. Hacer la vista gorda. La pregunta general que nunca dejará de acechar al hombre es siempre la misma. Son siempre las mismas bases. Justamente el otro día, leyendo un artículo de un conocidísimo diario cuyo nombre me niego a citar, me encontré con una encrucijada. Enrejado por los acentos, urgido por la urgencia y cagándome en los signos de puntuación y la redundancia aprendidos en la primaria y rectificados en el secundario, me cuestiono con la siguientes preguntas: ¿Puede el hombre vivir en soledad? ¿Está genética y didácticamente dispuesto? La respuesta se pierde en la noche de los tiempos y puede solamente transmitirse de boca de druida a oído de druida. Evidentemente, tengo mis influencias. Sólo unas pocas personas sabrán entenderlo. Es conveniente a esta altura haber vivido una infancia semejante a la mía, plena de lecturas interesantes. De lo contrario semejante deducción carecerá de sentido para algunos lectores.
  Mi día comenzó como cualquier otro, encaminándome yo hacia mi casa después de trabajar. Cansado como estaba, no reparé en las orillas de rio que me rodeaban. Simplemente comenzaron a aparecer fantasmas delante de mis ojos. Surgían, como por arte de magia. Negra, si.
  Me arrimé a un teléfono público y contacté a uno de mis mejores amigos para pedirle opinión sobre el tema. Me comentó que mi visión era un síntoma de los malos tiempos por venir. Esto me dejó bastante asustado y determiné que era necesario ir en busca de respuestas.
  Ok, normalmente cualquier otra cosa escrita por mí tiene determinados homenajes a grandes autores del siglo XX aunque justamente en este momento me encuentro ante el pánico del velo blanco. No sabría cómo reaccionar. No sabría elaborar una conclusión pertinente. Debo entonces finalizar con un pensamiento ajeno. Ajeno al mundo real. Las mismas cosas que nos abruman normalmente son justamente las mismas que se solucionan con el sólo hecho de citarlas con determinado tono de voz. Mucho más bajo que el original. Muchísimo."
  Sí, es cortísimo. Pero bueno, no puedo pensar detenidamente entre semejante catarata de letras. Me agobia la movida. Otro día hablamos.

martes, 5 de julio de 2011

Astronautas En El Sendero Del Limbo

  Como de costumbre, la peor situación con la que puede encontrarse un ser humano es justamente la mejor si la miramos desde el lado opuesto. Aclaremos un poco el panorama. La siguiente historia podrá bien servir o no para la mejor comprensión de mi teoría.
  Aún se encuentran en mí los recuerdos de aquella espantosa noche de febrero. Si pienso en los hechos, es como volver el tiempo atrás y encontrarme nuevamente con ese insoportable calor y las manos cubiertas de sangre. Mi sangre. Bah, mas o menos.
  Todo comenzó alrededor de las tres de la tarde. Ese día, fue especialmente agitado en mi trabajo, ya que varios de los proveedores no habían logrado hacer entrar sus camiones en mi pequeño depósito. En resumen, volvía yo a mi casa, agobiado por el calor y realmente muy cansado. Tanto que me costó encontrar el camino de regreso y rápidamente me encontré parado frente a una pared en un lugar desconocido de la ciudad.
  Al cabo de dos horas de estar parado en ese lugar mirando la pared, decidí dar la vuelta e intentar encontrar alguna referencia que me ayudara a llegar a mi casa. En ese momento, noté que al cabo de dos horas, una nueva pared había sido levantada justo a mis espaldas. Estaba atrapado entre cuatro paredes con el espacio suficiente como para caminar unos tres o cuatro pasos en cualquier dirección. La altura de los muros era tal, que no podía tomar carrerita como para saltar por encima ni nada parecido, además, acostumbro dejar mis herramientas en mi lugar de trabajo. Maldita costumbre.
  Con el correr de los días, mi situación comenzó a tornarse un tanto insoportable. No podía creer que nadie notara mi ausencia. La ausencia de mi presencia. La ausencia de mi... Bueno, creo que se entiende. 
  Al cabo de una semana, recordé haber anunciado unas largas vacaciones por la costa que incluirían en su recorrido Las Toninas y Azul. Probablemente por eso nadie se haya extrañado de mi desaparición repentina. Con eso quiero decir que recuerdo las cosas una semana después de haberlas hecho y que mis vacaciones comenzarían hoy mismo.
  Un mes pasó ya desde mi accidental encierro. Si aún no he muerto de hambre ni de sed, es pura y exclusivamente gracias a una vecina que sintió lástima por mí y arroja periódicamente las sobras de su comida y pequeñas botellitas con agua que he decidido llamar Ositos. Creo que en mi actual condición, puedo permitirme llamar a las cosas con el nombre que se me venga en gana.
 Cien días en total estuve atrapado allí, en ese horrible hoyo de perdición en el medio de mi hermosa ciudad. Por cuestiones de espacio, saltearé algunos capítulos con el fin de llegar rápidamente al desenlace de esta absurda historia.
  Al llegar al día noventa y nueve, mi amigable y circunstancial vecina se había aburrido de mí y había decidido mudarse dejándome sólo con un plato de sobras y dos Ositos. Terminé de comer y destapé mi primer Osito. Al llegar a la mitad, ya me estaba preguntando si no debería racionar el agua, ya que no sabía si tendría alguna oportunidad de salir de allí o de recibir alguna clase de atención.
  Acabé con el Osito y guardé el otro para más tarde. El calor era tal que a los cinco minutos ya estaba abriendo el último al borde de la deshidratación.
  Comencé a beber desesperadamente y pude notar en ese momento la presencia de un diminuto astronauta en el interior de mi Osito. Arrojé el Osito inmediatamente en medio de un ataque de pánico.
   El pequeño viajero del espacio salió de su prisión milenaria y se dirigió hacia mi portando un extraño artilugio en su mano derecha. Al llegar a mi lado, lo apuntó hacia la pared y ahí entendí que se trataba de un arma. También pude observar de cerca a este pequeño personaje y noté en seguida que se trataba en realidad de un camello horriblemente deformado vestido como un astronauta. Realizó una serie de disparos con su arma abriendo un agujero en la pared lo suficientemente grande como para escapar.
  Sin dudarlo, huí rápidamente por el agujero olvidando a mi salvador detrás. Me disparó por la espalda hiriéndome en el hombro izquierdo. Esto cubrió mis manos con sangre rápidamente.
  Al llegar a casa, tomé una ducha y cosí mi hombro lesionado con aguja e hilo. Lo hubiera pegado con La Gotita, pero sangraba demasiado. Me acosté y dormí durante una semana y tres días.
  Creo que con esta breve y concisa historia queda demostrada la teoría planteada en el primer párrafo. Si no se entiende, pueden probar releyendo el texto unas cien veces o pueden enviar sus consultas a: meimportaunamierdasinoseentendiónadadeesto_seguroquenolevantoelmailnienpedo@hotmail.com